Por el hace un año me hundí entre botellines de quintos.
Burlaba la madurez.
Sentí escalofríos.
El me provocó dos ataques de ansiedad, noches en vela y palabras de odio con dedicatoria.
Rocé la locura y creo que sigo en ese estado. Procuro no pasar esa barrera tan provocativa y apetecible.
Aunque me haya costado un año, puedo asegurar que gracias a él he crecido, tengo que agradecerle muchas más cosas de las que el cree.
Me ha gustado hoy volver a dejarme llevar con el entre caricias.
Pese a todo y después de tres tachones, gracias Cis.
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